Entrevista a Gloria Pérez-Salmerón
El pasado mes de enero, Glòria Pérez Salmerón fue galardonada con una de las Medallas de Oro al Mérito en las Bellas Artes que concede el Ministerio de Cultura en reconocimiento a la contribución de distintos profesionales españoles al desarrollo cultural de nuestro país.
Esta es la primera ocasión en la que un bibliotecario gana tan distinguido galardón, por ello, desde el Consejo de Cooperación Bibliotecaria hemos querido conversar con Glòria Pérez Salmerón para, después de darle nuestra más sentida enhorabuena, preguntarle por algunos de los aspectos presentes y futuros más acuciantes de la realidad bibliotecaria.
La carrera de Glòria Pérez Salmerón ha sido notable, destacándose por su constante compromiso con la implementación de avances metodológicos y tecnológicos en el ámbito bibliotecario, asegurando así la relevancia y actualización constante de estas instituciones.
Durante su trayectoria, ocupó cargos de gran importancia, como la dirección de la Biblioteca Nacional de España entre 2010 y 2013, así como la presidencia y presidencia electa de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA) entre 2015 y 2019. Asimismo, ejerció como presidenta de la Federación Española de Sociedades de Archivística, Biblioteconomía, Documentación y Museística (FESABID) en dos ocasiones: de 2008 a 2010 y de 2014 a 2018.
Enhorabuena por ser la primera bibliotecaria del ámbito de la biblioteca pública en recibir la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes que le acaba de conceder el Ministerio de Cultura de España. ¿Podría compartir con nosotros cómo recibió la noticia y cuál es el significado personal que atribuye a este reconocimiento?
Muchas gracias.
Recibí la noticia a través de un mensaje de felicitación vía WhatsApp de mi colega Julián Marquina. Él mismo me mandó la nota de prensa del Ministerio de Cultura.
¡Imaginaos mi sorpresa y mi júbilo!
No tenía ni idea y tardé en asimilar la noticia. Me alegré mucho y tras unos minutos llamé a mi familia para compartir la buena nueva.
Julián me hizo unas breves preguntas para publicar inmediatamente en uno de sus famosos posts y aproveché la ocasión rápidamente para dedicar la Medalla a las bibliotecarias y bibliotecarios de las bibliotecas públicas de España – y del mundo – que trabajan a diario para garantizar el acceso significativo a la información y la lectura.
¡Va por todos ellos!
Su trayectoria en biblioteconomía ha sido notable. ¿Considera que la profesión bibliotecaria cuenta con el reconocimiento y respaldo adecuado por parte de las instituciones públicas de nuestro país? ¿Y cuál es la percepción de los ciudadanos respecto a esta labor?
Me parece que en general, la sociedad tiene en consideración a la profesión bibliotecaria y así lo demuestran las encuestas de satisfacción de los servicios públicos que se realizan en muchas ciudades poniendo una puntuación excelente al personal de las bibliotecas.
Entre las instituciones públicas, podríamos decir que hay una asimetría entre el reconocimiento que nos brindan, que sí lo tenemos, y el respaldo que recibimos, que en muchos casos no es del todo suficiente para desarrollar nuestra labor de forma eficiente.
En su dilatada carrera, ha sido testigo de diversos cambios en las bibliotecas españolas. ¿Cuáles identifica como los más significativos desde el inicio de su carrera y hacia qué dirección considera que debería evolucionar el ámbito bibliotecario en el futuro?
Desde que presenté mi tesina en 1984 sobre automatización de bibliotecas en la Universidad de Barcelona, han sido muchos los cambios que han experimentado las bibliotecas.
Fui testigo de la informatización del catálogo colectivo de mi red y más tarde intervine en los cambios de sistema para facilitar, no sólo la gestión bibliotecaria, sino también la creación de las primeras interfaces de usuario; la implementación de los puntos de acceso a internet y la oferta de materiales audiovisuales fue una máxima en las dos últimas décadas del siglo pasado.
También viví en primera persona la aprobación de la nueva ley de depósito legal que nos trajo los cambios de depositario de los impresores a los editores y la recogida del nuevo formato digital en la Biblioteca Nacional de España y cómo la supimos abrir para todas las personas con la celebración de su centenario.
La alfabetización informacional en competencias digitales a la ciudadanía y la propuesta de clubes de lectura para las mujeres en Badalona han sido una de mis mejores apuestas y me siento muy orgullosa por ello.
Las bibliotecas deben poner su mirada en no dejar a nadie atrás, y eso requiere trabajar en políticas públicas que garanticen el acceso significativo a la información y a la lectura para todos los públicos.
Para ello es imprescindible la aceptación del cambio constante por parte de los profesionales y la adaptación de los servicios a las necesidades informativas, educativas y de ocio de la llamada ciudadanía global.
Como expresidenta de la IFLA y de FESABID y vicepresidenta de EBLIDA, ha estado involucrada en iniciativas de cooperación a nivel nacional e internacional. ¿Cómo cree que puede fortalecer el ámbito bibliotecario y beneficiar a las comunidades la cooperación? ¿Existen mecanismos o aspectos de la cooperación que considere necesario revisar o mejorar en nuestro país.
La cooperación entre las partes interesadas es un signo de madurez, la suma, multiplica y en nuestro sector bibliotecario no deberíamos dejar pasar ni un solo día más sin explotar todos los caminos de la cooperación a todos los niveles público y privado.
A veces nos falta la valentía necesaria para romper las barreras que históricamente hemos levantado geográficamente, entre redes bibliotecarias, entre tipología de bibliotecas y también entre la academia y el mundo empresarial.
Al usuario le importa más bien poco quién es el titular de qué, ni tampoco quién administra su biblioteca. Lo que quiere es utilizar el mejor servicio, dependa de quién dependa.
El Consejo de Cooperación Bibliotecaria es un ejemplo claro de cuál es la mejor apuesta por avanzar en la gestión de propuestas resolutivas para aprovechar la economía de escala y dar soluciones a temas comunes que a veces se pretenden resolver por separado cuando tienen la misma solución para todos. Esto es una pérdida de recursos económicos, de energía y va en contra de la sostenibilidad.
Abramos nuestra mente de una vez por todas y seamos eficientes en la gestión de resultados.
¿Hasta qué punto considera que la ciudadanía concibe las bibliotecas como espacios para el desarrollo cultural y el fomento del pensamiento crítico? ¿Considera que se ha avanzado en esta percepción o aún hay desafíos por superar?
Considero que se ha avanzado enormemente en estas tres últimas décadas y que, cada vez más, las bibliotecas se perciben como promotoras de los derechos culturales, espacios públicos con mayúsculas, las ágoras ciudadanas abiertas a las comunidades para fomentar el conocimiento y pensamiento crítico de las personas.
Sin embargo, queda mucho camino por recorrer. En primer lugar, porque nuestra legislación vigente no es generosa con la obligatoriedad de ciertos servicios que han emergido y que deberían ser de obligado cumplimiento en la actualidad, lo que contribuye que no se destinen recursos necesarios para la prestación de estos nuevos servicios, entre otros la conexión a internet que debería ser un servicio público estandarizado como lo es el agua corriente o la energía eléctrica.
Y por supuesto, está otro tema candente, el del personal y las escasas plantillas en los equipos humanos en muchas bibliotecas, la falta de efectivos desacelera la buena marcha de actividades que nos llevarían al desarrollo de los individuos y de las comunidades a las que servimos tal y como está requiriendo el contexto actual.
Por otro lado, en muchos casos faltan políticas públicas que definan, con estándares de calidad, los servicios que el contexto de la ciudadanía global requiere.
Y a mi entender, atender a esto último que indico es nuestro mayor reto. Según los datos, aún hay un gran porcentaje de la población que se resiste hacer uso de las bibliotecas públicas. ¿Cómo podemos atraer a grupos reticentes como, por ejemplo, los adolescentes?
Difícil pregunta. Así es, la adolescencia es un target poblacional complejo y sus preferencias en el consumo de contenidos y acceso a sus canales de información se escapa de lo que la biblioteca puede ofrecerles actualmente. Solo con una buena política pública y plan estratégico trazado por especialistas con atractivas propuestas para los jóvenes implicando a ellos mismos como actores de sus iniciativas puede contribuir a acercarlos definitivamente a la biblioteca.
La inclusión y diversidad son aspectos cruciales en la actualidad. ¿Podría compartir cómo abordaría la tarea de garantizar que las bibliotecas sean espacios inclusivos y accesibles para todos?
Cuando empezamos a separar los conceptos de inclusión y diversidad en los servicios públicos, ya estamos visualizando, en gran medida, problemáticas que a lo mejor no existen en algunos sitios, pero que son frecuentes y muy preocupantes, en muchos otros.
Me refiero que para “no dejar a nadie atrás” son muchos los aspectos a tener en cuenta localmente y que la biblioteca no puede trabajar de forma aislada para garantizar los espacios inclusivos y accesibles para todos.
La biblioteca no es una isla, y por eso, tiene que formar parte de un entramado de organizaciones que trabajan conjuntamente en su territorio para favorecer la inclusión y la absoluta normalización de su diversidad poblacional.
Hemos constatado que en las poblaciones donde se ha vertebrado una coordinación para la inclusión de todas las personas se ha avanzado enormemente y se está consiguiendo alinearse al desarrollo sostenible.
Finalmente, ¿qué consejo ofrece a los bibliotecarios que desean seguir contribuyendo al desarrollo y evolución de las bibliotecas en el futuro?
Los bibliotecarios tenemos el compromiso social de garantizar el acceso significativo a la información, por lo tanto, nuestra misión es la de asegurar que, a través de las bibliotecas, absolutamente todas las personas puedan acceder a la información veraz, al conocimiento y al placer que la lectura proporciona.
En este sentido, el servicio bibliotecario debe satisfacer esta importante premisa que nos ha de guiar para conseguir fortalecer las bibliotecas.
Sin los bibliotecarios y nuestro activismo para conseguir el posicionamiento de las bibliotecas con su oferta de servicios para toda la sociedad, será difícil que estas sean sostenibles en el futuro y contribuyan a alcanzar la alfabetización universal marcada actualmente por la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.
Por lo tanto, mi consejo final es una llamada a la acción: que actuemos organizadamente, que a través de la cooperación entre instituciones y administraciones y mediante el asociacionismo profesional, trabajemos para posicionar a las bibliotecas como ejes vertebradores de los derechos culturales de nuestras sociedades y convirtamos las bibliotecas en motores del cambio social para contribuir al desarrollo sostenible.
Desde el Consejo, expresamos nuestro agradecimiento a Gloria Pérez Salmerón por su colaboración en la realización de esta entrevista, y le extendemos nuestras más sinceras felicitaciones por el merecido reconocimiento a su labor incansable y su impacto en el mundo bibliotecario.
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