Recientemente, el 22 de abril de 2019, en el Boletín Oficial de Canarias se publicaba la LEY 5/2019, de 9 de abril, de la lectura y de las bibliotecas de Canarias. Una legislación demandada por toda la comunidad de bibliotecarios de Canarias que puede considerarse como el punto de partida que permite situar a la Lectura y a las Bibliotecas de Canarias en el lugar estratégico que para la educación y la cultura supone. A continuación, contamos con la colaboración de Antonio Morales Comalat, Director de la Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas, para repasar los aspectos más importantes de esta Ley, quepodemos considerar:
En primer lugar, un consenso manifiesto de lo estratégico que para la sociedad es la Lectura. Sobra decir lo importante que es dotar de conocimiento e información a la ciudadanía y lo que supone el compromiso de las fuerzas políticas representadas en el Parlamento de Canarias para que las administraciones pongan, por fin, empeño en ello. Las Bibliotecas, como instrumentos para ello, se articulan como herramienta para promover la adquisición de esas habilidades y destrezas, esas competencias que el mundo global de hoy demanda. Desde ese reconocimiento público y desde el consenso, la Ley de la lectura y de las bibliotecas de Canarias establece las bases para que desde las administraciones públicas, y también desde otros sectores, se adquiera el impulso necesario para consolidar un sector cultural estratégico y fomentar el hábito lector desde temprana edad en nuestros jóvenes. En suma, necesitábamos de un acuerdo político que saliera adelante.
En segundo lugar, la creación del Sistema Bibliotecario de Canarias pone a trabajar en sentido único a un conjunto hasta ahora desorganizado, voluntarista y a merced, la mayor parte de las veces, de impulsos puntuales de distintas personalidades políticas, ni siquiera de los propios partidos. Y más grave aún, esta Ley viene a evitar las diferentes velocidades de desarrollo bibliotecario existentes entre islas y la consiguiente desigualdad entre ciudadanos. Este marco iguala en derechos y obligaciones, en oportunidades que hasta hoy no era posible, cuando hablamos de Lectura y Bibliotecas. El reconocimiento de una estructura alrededor de la institución bibliotecaria, que acompaña al individuo en todas las etapas de su vida, por parte de las distintas administraciones competentes, cada una con sus responsabilidades definidas, deberá permitir que ningún ciudadano esté discriminado por su condición geográfica y que los servicios que reciba tengan unos mínimos que hasta hoy no se han dado. Todo el articulado está orientado a ofrecer mejores servicios en igualdad de condiciones. Y más, articulándose en la idea de conjunto, de pertenencia a un elemento y denominador común que es Canarias. La creación por fin de la Biblioteca de Canarias como órgano cabecera de ese Sistema Bibliotecario permitirá disponer de otro elemento más a compartir entre todos los canarios, otra institución más que ayude a vertebrar el territorio fragmentado.
También, es importante el mandato que desde el Parlamento se hace al Gobierno de Canarias para su sostenimiento y desarrollo a través de una financiación adecuada. La ausencia de inversiones en el ámbito de esta Ley de todas las administraciones con competencias ha sido crónica, salvo honrosas excepciones. Tanto para programas de fomento de la lectura como para mejorar y extender los servicios bibliotecarios es exigible por Ley a los responsables públicos una financiación ausente durante mucho tiempo. La asfixia económica en la que han vivido las Bibliotecas y por ende sus usuarios tiene a partir de esta Ley un cambio de paradigma.
Y cómo no, los medios personales, los recursos humanos. La dignificación profesional a partir de su calificación, nivel técnico y capacidad adecuada a las funciones a desarrollar es un hito para muchos trabajadores que hoy se enfrentan al trabajo en condiciones precarias. Esta Ley supone un punto de inflexión para aquéllos que repartidos por la geografía insular, han estado maltratados fundamentalmente por las propias administraciones contratantes, obligadas ahora ya a reconocer el trabajo en la biblioteca como algo más que prestar libros.
En suma, con independencia de los aspectos puramente técnicos, La Ley de la lectura y de las bibliotecas de Canarias supone el reconocimiento de la Lectura como herramienta fundamental para el desarrollo intelectual y personal, para el conocimiento y la creación de un espíritu crítico en la ciudadanía. Y el compromiso de todos para fomentarla y potenciarla como medio para una Canarias mejor.
Supone también, a través del reparto de competencias entre todas las administraciones y la coordinación y cooperación entre las mismas, dotar de igualdad a todos los ciudadanos canarios.
Los diferentes niveles de desarrollo bibliotecario que actualmente existen deberán ser sustituidos por políticas diseñadas, financiadas e implementadas en igualdad de condiciones y oportunidades. Para ello, la Ley establece cómo, quien y de qué manera. Un Sistema compuesto donde caben todos, desde lo público hasta lo privado. Creando unidad e identidad desde la descentralización.
Por último, la puesta en valor de medios personales y financieros, apostando por el profesional de la información como recurso imprescindible y comprometiendo la financiación necesaria para que Canarias aumente el bienestar de sus habitantes.
Desde el Consejo de Cooperación Biblioteca, celebramos contar con esta nueva Ley que esperamos repercuta positivamente en el servicio que las bibliotecas canarias ofrecen a sus ciudadanos. Agradecemos la especial colaboración de Antonio, proporcionándonos esta amplia visión de esta nueva legislación.
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